En el extremo sur de la costa este, Trump cerraba la noche en un acto de defensa: “Nunca pensé que algo así podría suceder en Estados Unidos”.
En camino a la corte desde la Trump Tower, el expresidente escribía, en aparente perplejidad desde su red social, Truth Sociall: “De camino a Lower Manhattan, el juzgado. Los grupos de policías iban con bebidas de Starbucks, en el parque Collect Pond ya solo quedaban unas pocas personas en torno a la barda divisoria. “El único crimen que he cometido es defender sin miedo a nuestra nación de aquellos que buscan destruirla”. Desde el 2016 han querido sacarlo (a Trump) de la carrera presidencial”, dijo Ana, originaria de El Salvador, quien también apuntó a los miles de inmigrantes que han abandonado países de América del Sur, como Venezuela, huyendo de gobiernos con tendencia de izquierda y han encontrado un hogar en Estados Unidos. “Las injusticias en cualquier lugar son amenazas a la justicia en todas partes”, reseñaba una pancarta del lado de los afines al expresidente. A sus pies, en un cartel hecho con cartón, con el que al menos cuatro fotógrafos le pidieron retratarle, se leía “Lock him up” (enciérrenlo). El caso del expresidente apenas empieza. Grupos de policías, entre cuatro y seis, caminaban en la misma dirección. La proporción entre ambos bandos parecía equilibrada, aunque pequeña, ajustada a la modesta dimensión del parque. Su outfit y bolso transparente parecían tener más que ver con el clima que con un posible chequeo a sus pertenencias. “La gente está harta del left que se quiere meter aquí en los Estados Unidos”. El objetivo era una protesta